El hombre de sensibilidad superior oye hablar del Camino,
y las palabras resuenan dentro de él. Enseguida lo acoge y lo hace suyo. El hombre inmerso en la sociedad oye hablar del Camino, y aun observando su Luz, ahora lo acoge, y luego lo olvida. Un hombre preso por las pasiones y el ego oye hablar del Camino, y estalla en risotadas. Si no se riera del Camino, entonces no sería verdadero Camino. La Luz sublime parece oscura; el avance sublime parece un retroceso; la llanura y la sencillez perfectas parecen altivez. La virtud superior parece desidia; la gloria suprema parece vergüenza; la virtud plena parece insuficiencia. La virtud fuerte parece debilidad, la Verdad esencial parece falsedad, el cuadrado infinito no tiene ángulos. El hombre íntegro tarda en crecer, el sonido más grande no se puede oír, la imagen de la inmensidad no se puede ver. El Camino es sublime, por eso no existe nombre con el que designarlo. Sólo el Camino es capaz de tomar al ser humano, abrirle paso desde la insignificancia, y conducirlo hasta la plenitud. |
martes, 16 de diciembre de 2014
Dao de Jing- capítulo 3-
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